Mi bisabuela se llama Felicisima nació el 12 de agosto del 1919 en Cevico Navero (Palencia). Este verano ha cumplido los 99 años, espero que por lo menos llegue a los 100 años y podamos disfrutarlo en familia.
La familia estaba formada por los padres y cinco hijas. Ella era la mayor de todas, en la actualidad todavía viven 3, mi bisabuela y 2 más.
Por motivos de trabajo de su padre, durante los primeros años de su vida, estuvieron viviendo en Cevico Navero, y unos años más tarde se trasladaron a Santander y después volvieron a Palencia, pero esta vez a Venta de Baños que es la capital de Palencia. Su padre era taxista y su madre ama de casa.
En 1936 cuando estalló la guerra civil, una prima suya había ido a pasar unos días con ellos a Santander, que era donde vivían, y no pudo volver a su ciudad hasta que no finalizó la guerra.

Una vez terminada la guerra se casó con Marciano, él era policía secreta, y ella ama de casa.
Vivieron en Palencia y tuvieron cuatro hijos, que se llamaban: Lourdes, la mayor, Gloria que es mi abuela, María del Carmen y Jesús, el más pequeño de todos.
Cuando Jesús tenía un año, Marciano murió y entonces ella tuvo que buscar trabajo, pero hasta ese momento no tenía estudios, por lo que primero tuvo que estudiar y mientras lo hacia se tuvo que ir a vivir con familiares y dejar a sus hijos con otros familiares para que cuidasen de ellos. Estudió mecanografía y taquigrafía para ser secretaria.
Una vez que encontró trabajo, fue reuniendo a sus hijos para que estuviesen con ella. Durante unos años sólo estuvieron ella y mi abuela en Soria. Había dejado a sus otros hijos con familiares en Palencia, por lo que en cuanto pudo, se reunió con ellos y estuvieron viviendo todos juntos allí.
Cuando fueron creciendo sus hijos, tuvo la oportunidad de que sus hijos entraran en un colegio interno de huérfanos de la policía y ella trabajar allí como secretaria. Había conseguido su sueño de estar todos juntos.
La vida en el colegio transcurría, durante la semana, ella trabajando y sus hijos estudiando y los domingos salían a pasear o al cine como el resto de los niños del colegio, que era el único día que podían estar con sus padres.
Cuando sus hijos cumplieron los dieciocho y terminaron los estudios, compraron una casa y se fueron a vivir todos juntos. Después trabajo en distintos sitios, y el último fue en Correos.

Cuando se jubiló, empezó una vida tranquila, ya que todos sus hijos se habían casado y vivían con sus familias, y ella se dedicaba a ayudar a gente necesitada que iba a la iglesia.
En el 2000, con 79 años, una mañana de enero cuando abrió la puerta de la cocina y encendió la luz, la sorprendió una explosión de gas. Estuvo ingresada en cuidados intensivos durante casi dos meses. Después de varias intervenciones quirúrgicas, como por ejemplo, la pusieron un injerto de la piel de su pierna en la frente ya que estaba muy dañada debido a la explosión.
Una vez recuperada volvió a su casa para llevar una vida normal, pero no pudo ya que tenía las manos mal y no podía estar sola por lo que sus hijos decidieron que viviese con ellos en sus casas. Así comenzó una nueva etapa en su vida.
Años más tarde, su hijo menor, Jesús, enfermó de cáncer y murió. Fue muy duro tener que decir adiós
a su hijo pequeño.
Ahora tiene 13 nietos y 15 biznietos. El mayor de sus biznietos tiene 20 años y el más pequeño, 6. Todos la queremos mucho y siempre está pendiente de todos nosotros.
A ella siempre le ha gustado reunir a toda la familia para celebrar su cumpleaños, estamos ansiosos por celebrar su siglo.